La inteligencia artificial (IA) está a punto de transformar radicalmente el mundo laboral, no sólo modificando los tipos de puestos de trabajo disponibles, sino también la propia naturaleza del trabajo. A medida que los sistemas de IA se integran cada vez más en los lugares de trabajo, surge una pregunta fundamental: ¿mejorará esta integración la calidad del trabajo, capacitando a los trabajadores y fomentando una experiencia laboral más satisfactoria? ¿O conducirá a un futuro distópico de intensificación de la carga de trabajo, vigilancia constante y disminución de la capacidad de acción humana?
Este artículo explora la compleja relación entre la IA, la calidad del empleo y las consideraciones éticas, basándose en el documento de trabajo de la OIT «Generative AI and Jobs», el informe del McKinsey Global Institute «Skill Shift: Automation and the Future of the Workforce», del Instituto McKinsey, y el “Informe sobre el futuro del empleo 2023”, del Foro Económico Mundial. Mediante el análisis de estos informes y la consideración del contexto más amplio de los derechos laborales, la dinámica del lugar de trabajo y las implicaciones éticas de la IA, pretendemos iluminar tanto los beneficios como los riesgos potenciales de la IA para los trabajadores, destacando la necesidad urgente de políticas proactivas, un diálogo social sólido y un enfoque centrado en el ser humano para el desarrollo y la implementación de la IA.
El potencial de la IA para un buen trabajo: Aumentar las capacidades humanas y fomentar la realización personal
Una promesa central de la IA es su potencial para aumentar las capacidades humanas, liberando a los trabajadores de tareas tediosas y repetitivas y permitiéndoles centrarse en aspectos más creativos, atractivos y satisfactorios de su trabajo. Este aumento, en teoría, puede conducir a una mayor productividad, una mayor satisfacción laboral y mejores oportunidades profesionales.
El informe de McKinsey «Skill Shift: Automation and the Future of the Workforce» destaca este potencial, sugiriendo que a medida que la IA se hace cargo de las tareas rutinarias, las empresas pueden desagregar y reagrupar las actividades laborales, creando nuevos perfiles de trabajo que requieren una mezcla de habilidades técnicas y sociales. Esto puede capacitar a los trabajadores para asumir funciones más complejas y desafiantes, lo que podría dar lugar a una mayor autonomía, un sentido de propósito y una experiencia laboral más gratificante.
El informe de la OIT «Generative AI and Jobs» reconoce el potencial de la IA para aumentar el trabajo, especialmente en ocupaciones con una mezcla de tareas automatizables y no automatizables. El informe subraya que el impacto de la IA en los puestos de trabajo variará significativamente en función de cómo se aplique la tecnología y del contexto específico del lugar de trabajo. Cuando se aplica de forma reflexiva y ética, la IA puede ser una poderosa herramienta para mejorar la calidad del empleo y crear un entorno de trabajo más centrado en el ser humano.
El lado oscuro de la IA: gestión algorítmica, vigilancia y erosión de la autonomía del trabajador
Aunque la IA promete mejorar la calidad del empleo, también existe la creciente preocupación de que la tecnología pueda utilizarse para intensificar la carga de trabajo, aumentar la vigilancia y erosionar la autonomía de los trabajadores. Esta preocupación se centra en el aumento de la gestión algorítmica, un sistema en el que los procesos de trabajo son controlados y supervisados por algoritmos, a menudo con una supervisión o aportación humana limitada.
El informe de la OIT pone de relieve los riesgos potenciales de la gestión algorítmica, haciendo hincapié en la necesidad de políticas y diálogo social para garantizar que la IA se aplique de manera que respete los derechos de los trabajadores y promueva el trabajo decente. El informe señala la posibilidad de que los sistemas de IA se utilicen para establecer objetivos de rendimiento poco realistas, controlar todos los movimientos de los trabajadores y tomar decisiones sobre contratación, despidos y ascensos sin transparencia ni rendición de cuentas. Esta falta de transparencia y control puede provocar sentimientos de alienación, estrés y un menor sentido de agencia entre los trabajadores.
El «Informe sobre el futuro del empleo 2023» del Foro Económico Mundial también reconoce el potencial de la IA para influir en la calidad del empleo, haciendo hincapié en la necesidad de consideraciones éticas y de una aplicación responsable. El informe destaca la importancia de garantizar que los sistemas de IA se diseñen y utilicen de forma que promuevan la equidad, la transparencia y el bienestar humano. Esto incluye abordar las preocupaciones sobre el sesgo en los algoritmos, proteger la privacidad de los trabajadores y garantizar que los trabajadores tengan voz en el diseño y la implementación de los sistemas de IA.
El reto de la economía colaborativa: ¿Flexibilidad a qué precio?
El auge de la economía colaborativa, impulsada por las plataformas digitales y la creciente demanda de acuerdos de trabajo flexibles, presenta un complejo desafío para la calidad del empleo. Aunque la economía colaborativa ofrece a los trabajadores una mayor flexibilidad y autonomía, a menudo se produce a costa de la seguridad laboral, la protección social y unas condiciones de trabajo decentes. Los trabajadores autónomos a menudo carecen de acceso a prestaciones como seguro médico, tiempo libre remunerado y ahorros para la jubilación, y pueden enfrentarse a ingresos impredecibles y condiciones de trabajo precarias.
El informe de la OIT reconoce los retos que plantea garantizar el trabajo decente en la economía colaborativa, en particular en el contexto del trabajo de plataforma. El informe subraya la necesidad de políticas y normativas que aborden las vulnerabilidades específicas de los trabajadores gig, incluido el acceso a la seguridad social, un salario justo y la protección contra la discriminación. También hace hincapié en la importancia del diálogo social y la negociación colectiva para mejorar las condiciones de trabajo y garantizar que los trabajadores gig tengan voz en la configuración del futuro de su trabajo.
IA ética: un enfoque centrado en el ser humano
El desarrollo y la implantación de sistemas de IA plantean una serie de problemas éticos que deben abordarse para garantizar que la tecnología se utilice de forma responsable y en beneficio de todos. Esto incluye:
Prejuicios y discriminación: Los sistemas de IA pueden perpetuar e incluso amplificar los prejuicios existentes, dando lugar a discriminación en la contratación, la promoción y otras áreas. Es crucial garantizar que los sistemas de IA se entrenen con conjuntos de datos diversos y que estén diseñados para ser justos y equitativos.
Privacidad y vigilancia: Los sistemas de IA pueden utilizarse para recopilar y analizar grandes cantidades de datos sobre los trabajadores, lo que suscita preocupaciones sobre la privacidad y la vigilancia. Es esencial establecer directrices y normativas claras para proteger la privacidad de los trabajadores y garantizar que los datos se utilizan de forma responsable.
Transparencia y rendición de cuentas: Los procesos de toma de decisiones de los sistemas de IA pueden ser opacos, lo que dificulta la comprensión de cómo se toman las decisiones y la rendición de cuentas de los responsables. La transparencia y la rendición de cuentas son esenciales para generar confianza en los sistemas de IA y garantizar un uso ético de los mismos.
Control y supervisión humanos: es crucial garantizar que los humanos mantengan el control sobre los sistemas de IA y que estos sistemas se utilicen para aumentar las capacidades humanas, no para sustituir el juicio humano. Para ello es necesario considerar cuidadosamente la división del trabajo entre humanos y máquinas y establecer directrices éticas claras para el desarrollo y la aplicación de la IA.
El camino a seguir: Forjar un futuro de trabajo decente en la era de la IA
La IA es una tecnología poderosa con el potencial de transformar el mundo del trabajo para bien o para mal. Las decisiones que tomemos hoy -en términos de cómo desarrollamos, implementamos y regulamos la IA- determinarán si la IA conduce a un futuro de trabajo decente o a un futuro de explotación y desigualdad.
Es esencial un enfoque de la IA centrado en el ser humano, que dé prioridad al bienestar y la dignidad de los trabajadores y garantice que la tecnología se utiliza para crear un futuro laboral más justo y equitativo. Para ello es necesario un enfoque multilateral que implique a gobiernos, empresas, trabajadores y sociedad civil en la configuración del futuro de la IA.
Los pasos clave hacia un futuro de la IA centrado en el ser humano incluyen:
Reforzar las normas laborales: Actualizar las leyes y regulaciones laborales existentes para abordar los desafíos específicos de la IA, incluida la gestión algorítmica y el trabajo en plataformas.
Promover el desarrollo ético de la IA: Establecer directrices y regulaciones éticas claras para el desarrollo y la implementación de sistemas de IA, abordando las preocupaciones sobre la parcialidad, la privacidad, la transparencia y la rendición de cuentas.
Fomento del diálogo social: Crear plataformas para el diálogo y la negociación permanentes entre empleadores, trabajadores y gobiernos para abordar las preocupaciones sobre la calidad del empleo, las carencias de competencias y el futuro del trabajo en la era de la IA.
Invertir en el desarrollo de competencias: Dotar a los trabajadores de las competencias necesarias para la era de la IA, tanto técnicas como sociales, y promover el aprendizaje permanente y la adaptabilidad.
Adoptando un enfoque de la IA centrado en el ser humano, dando prioridad al diálogo social y aplicando políticas proactivas, podemos aprovechar el potencial de la IA para crear un futuro del trabajo que sea a la vez productivo y equitativo, garantizando que todos los trabajadores tengan acceso a oportunidades de trabajo decente y a una participación justa en los beneficios del progreso tecnológico.
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