El rápido avance de la inteligencia artificial (IA) está a punto de remodelar la economía mundial, trayendo consigo la promesa de una mayor productividad, innovación y crecimiento económico. Sin embargo, es poco probable que los beneficios potenciales de la IA se distribuyan uniformemente, y existe una creciente preocupación de que la tecnología pueda exacerbar las desigualdades existentes entre los países, en particular entre las naciones de altos ingresos y las de bajos ingresos.
Este artículo explora la brecha digital en la era de la IA, basándose en el documento de trabajo de la OIT «Generative AI and Jobs», el informe del McKinsey Global Institute «Skill Shift: Automation and the Future of the Workforce» del McKinsey Global Institute, y el “Informe sobre el futuro del empleo 2023” del Foro Económico Mundial. Mediante el análisis de estos informes y teniendo en cuenta el contexto socioeconómico más amplio, pretendemos arrojar luz sobre cómo la IA podría ampliar la brecha entre los que tienen y los que no tienen en el ámbito digital, y explorar posibles soluciones para salvar esta brecha.
La brecha de infraestructuras: una barrera fundamental
Un factor clave de la brecha digital es la disparidad en el acceso a infraestructuras esenciales, como una conexión fiable a Internet, electricidad asequible y dispositivos digitales robustos. Estos son elementos fundamentales para aprovechar el potencial de la IA, y los países que carezcan de esta infraestructura tendrán dificultades para participar en la economía impulsada por la IA.
El informe de la OIT «Generative AI and Jobs» pone de relieve este desafío, haciendo hincapié en que los beneficios potenciales de la IA, en particular en términos de aumento del empleo y de la productividad, serán limitados en los países con una infraestructura inadecuada. El informe señala la cruda realidad de que una parte significativa de la población mundial aún carece de acceso a la conectividad básica a Internet, por no hablar de la infraestructura avanzada necesaria para apoyar las aplicaciones de IA.
Este déficit de infraestructuras es especialmente pronunciado en los países de renta baja (PRB), donde el acceso a electricidad fiable e Internet asequible sigue siendo un reto importante. La Encuesta Empresarial del Banco Mundial revela que un asombroso 49% de las empresas registradas en los países en desarrollo sufren cortes de electricidad, con una media de 4,5 días al mes y una duración media de 4 horas. Esta infraestructura poco fiable no sólo obstaculiza la adopción de la IA, sino que también impide el crecimiento económico y el desarrollo en general.
La brecha de cualificaciones: un reto creciente
Más allá de la infraestructura, la brecha digital también se ve alimentada por una disparidad en los niveles de cualificación y educación. La adopción de la IA requiere una mano de obra dotada de los conocimientos técnicos necesarios para desarrollar, implantar y gestionar estas tecnologías. Los países con escasez de trabajadores cualificados en áreas como la programación, el análisis de datos y la arquitectura de la IA tendrán dificultades para competir en la economía impulsada por la IA.
El informe de McKinsey «Skill Shift: Automation and the Future of the Workforce» subraya este desafío, proyectando un aumento sustancial de la demanda de habilidades tecnológicas a nivel mundial. Aunque esta demanda se sentirá en todos los países, será especialmente aguda en los países de renta alta (HIC), que ya tienen una mayor concentración de puestos de trabajo que requieren competencias tecnológicas avanzadas.
Esta creciente demanda de competencias tecnológicas, unida a una oferta limitada de trabajadores cualificados en muchos países de renta baja, podría ampliar aún más la brecha de competencias entre países. Sin esfuerzos proactivos para invertir en programas de educación y formación, los países LIC corren el riesgo de quedarse aún más rezagados en la carrera mundial por el talento en IA.
La brecha de productividad: un abismo cada vez mayor
Las carencias en infraestructuras y competencias contribuyen a la brecha de productividad entre los países de renta alta y baja. La IA tiene el potencial de impulsar significativamente la productividad, pero este potencial sólo puede materializarse si los países cuentan con la infraestructura necesaria y una mano de obra cualificada para adoptar e implementar estas tecnologías.
El informe de la OIT sugiere que la brecha de productividad entre los países de renta alta y los de renta baja podría aumentar a medida que la IA se generalice en el lugar de trabajo. Los países de renta alta, con su avanzada infraestructura y mano de obra cualificada, están mejor posicionados para aprovechar las ganancias de productividad de la IA, mientras que los países de renta baja pueden tener dificultades para seguir el ritmo. Esta creciente brecha de productividad podría tener consecuencias de gran alcance para el crecimiento económico y el desarrollo. Los países LIC que no puedan participar en la economía impulsada por la IA corren el riesgo de quedarse aún más rezagados en términos de niveles de renta, nivel de vida y bienestar general.
Reducir la brecha: Un llamamiento a la acción mundial
Abordar la brecha digital en la era de la IA requiere un esfuerzo concertado de todas las partes interesadas, incluidos los gobiernos, las empresas, las organizaciones internacionales y la sociedad civil. Se necesita un enfoque múltiple, centrado en inversiones en infraestructuras, desarrollo de competencias y políticas que promuevan el crecimiento integrador.
Invertir en infraestructuras:
Cerrar la brecha de infraestructuras requiere inversiones significativas en conectividad de banda ancha a Internet, electricidad fiable y dispositivos digitales asequibles. Los gobiernos, en colaboración con el sector privado y las organizaciones internacionales, pueden desempeñar un papel crucial en la ampliación del acceso a estos recursos esenciales, sobre todo en las comunidades desatendidas y los países en desarrollo.
Desarrollo de competencias:
Reducir la brecha de cualificaciones requiere centrarse en programas de educación y formación que doten a los trabajadores de las habilidades técnicas necesarias para la era de la IA. Esto incluye la promoción de la educación STEM a todos los niveles, el apoyo a los programas de formación profesional y la oferta de oportunidades para el aprendizaje permanente y el reciclaje. La colaboración internacional puede desempeñar un papel importante a la hora de compartir las mejores prácticas y apoyar las iniciativas de desarrollo de competencias en los países en desarrollo.
Promover el crecimiento integrador:
Las políticas que promueven el crecimiento inclusivo son esenciales para garantizar que los beneficios de la IA se reparten ampliamente. Esto incluye medidas para apoyar a las pequeñas y medianas empresas (PYME), promover el espíritu empresarial y la innovación, y garantizar que los trabajadores tengan acceso a la protección social y a oportunidades de trabajo decente. La cooperación internacional es crucial para crear un entorno global que fomente el crecimiento inclusivo y mitigue el potencial de la IA para exacerbar las desigualdades.
El futuro de la IA: dar forma a un mundo más equitativo
La brecha digital en la era de la IA representa un reto importante, pero también ofrece la oportunidad de crear una economía mundial más equitativa e integradora. Trabajando juntos, podemos garantizar que los beneficios de la IA sean compartidos por todos, y que la tecnología se utilice para promover el desarrollo sostenible y mejorar la vida de las personas en todo el mundo.
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